martes, 10 de noviembre de 2015

Episodio I. Carta abierta a Consuelo Soriano.

 
EPISODIO I.
Carta abierta a Consuelo Soriano.

 
  
Querida Consuelo:

    En 2011, unos meses antes de las elecciones municipales, acudieron a reunirse con el Club de Lectura de Trujillo los candidatos que concurrían a la alcaldía; en concreto, Fernando Acero Pascual, por parte del PSOE, y Alberto Casero Ávila, por parte del PP. Aunque hubo alguna llamada, la reunión con el candidato de IU nunca llegó a producirse. Los miembros del club de lectura aprovechamos tan eminentes visitas para presentar a los futuros responsables del consistorio diez "reclamaciones" (así lo expresamos, pues no eran ni sugerencias ni propuestas sino reclamaciones)  para la mejora de la cultura y de los bienes patrimoniales de nuestra ciudad. Entre otras, una casa de cultura, una feria del libro y una biblioteca en condiciones. Ambos candidatos acogieron las propuestas con una amplia sonrisa preelectoral, y agradeciendo la sensibilidad y el espíritu constructivo mostrado por nuestro colectivo prometieron "estudiar" cada una de las medidas. De la reunión con Alberto Casero surgió, además, un compromiso: si alcanzaba la alcaldía impulsaría la creación de una feria del libro en la Plaza Mayor que contaría con la colaboración activa del club de lectura. Así fue. De 2012 a 2014 el Ayuntamiento promovió la Feria del Libro de Trujillo, que yo mismo coordiné para la Concejalía de Cultura, y que el club de lectura, a la sazón convertido en asociación cultural, potenció con su participación y apoyo en las diferentes actividades programadas. Tres años de esfuerzos compartidos han hecho posible que este evento tenga hoy su hueco en la agenda social trujillana. Tras la clausura de cada edición, tanto Alberto Casero, como el concejal de Cultura y Deporte, Julio Bravo, nos transmitieron en público y en privado su entusiasmo y el deseo de seguir apoyando este evento en la voluntad de que cada año la Feria del Libro fuera "a más y mejor".

En abril de 2014 nuestro colectivo recibió una invitación por parte del señor Bravo para acudir a la presentación de la candidatura de Alberto Casero como candidato popular para las próximas elecciones, que rechazamos cordialmente al entender fuera de lugar la presencia de nuestra asociación en un acto estrictamente político. No obstante, comenté personalmente mi sorpresa ante este hecho tanto al señor Casero como al señor Bravo; mientras el primero entendió completamente lógica nuestra ausencia, el segundo me transmitió su desagrado por no haber estado y me dio a entender que "otras asociaciones culturales sí habían respondido".

  En junio de 2014 publiqué en la revista Comarca un artículo titulado "La palabra y su silencio". Mis palabras insistían en la necesidad de potenciar la cultura de base (bibliotecas, archivos, teatro, asociacionismo, educación...) contrastándolo con el modelo de festivales de carácter elitista y efímero que tanto se han prodigado en los últimos años en Trujillo. En otras palabras: atender las necesidades culturales de los trujillanos durante todo el año, y no sólo durante unos pocos días. El artículo, claro, levantó ampollas. El propio concejal, mal simulador, se tomó la molestia de recomendarme un cambio en mi actitud. Pero servidor, que nunca se ha privado de decir lo que piensa, encajó la falta de autocrítica de los gestores públicos e ignoró los ataques indirectos que sobre mi persona llegaron a proferirse. 
  
   Fue tras el verano, con el comienzo del curso, cuando fui informado por Ángeles Quesada de que el concejal Julio Bravo les había propuesto a ella y a José Manuel Ortega ocupar mi lugar como coordinadores del Club de Lectura. Ellos mismos comunicaron este hecho a los miembros de nuestra asociación cultural en reunión celebrada en la Librería El mundo del ángel. El respaldo en torno a mi persona fue unánime y la respuesta clara: somos una asociación cultural sin ánimo de lucro y sólo nosotros decidimos quien y cómo se gestionan nuestros recursos humanos y económicos. Faltaría más. Solicitamos de inmediato la presencia del señor Bravo para aclarar este asunto. Interrogado al respecto, el concejal embarullado alegó "no haberse explicado bien" y que todo había sido fruto de un malentendido.

  La Asociación Cultural Club de Lectura de Trujillo respondió en medio del enrarecido ambiente redoblando sus esfuerzos y programando una serie de actos culturales que llevamos a cabo durante el último trimestre del año, varios de ellos en la librería El mundo del ángel. Así se celebraron la yinkana "En busca del libro perdido", el maratón de lecturas "Lluvias de letras", los recitales "La tarde perversa" y "Tarde de poetas". Fue el modo en que el club quiso apoyar la aventura empresarial de nuestra compañera Ángeles Quesada. En ninguno de estos eventos, por cierto, hizo acto de presencia concejal alguno ni autoridad competente.

  En diciembre, con la celebración de una gala en el cálido y acogedor Teatro Gabriel y Galán nuestro colectivo conmemoró una década de historia, diez años de encuentros semanales, de experiencias y testimonios en torno a la literatura, el pensamiento y el compromiso cívico. En su intervención, el alcalde Alberto Casero alabó la labor desarrollada por nuestra asociación, ponderó mi tesón al frente del club de lectura y deseó una larga vida a nuestra actividad para, acto seguido, retomar otra de aquellas reclamaciones que años atrás le expusimos, y que minutos más tarde yo mismo volví a recordar: la necesidad de contar con una Casa de Cultura en Trujillo. Por su parte, el concejal Julio Bravo, poco menos que invisible, se afanó en una actividad que ha sido característica en él: el teléfono móvil.

  Mientras todo esto tenía lugar, la segunda parte de la subvención comprometida mediante convenio para el año 2014 (el 50%: 2.000 euros) continuaba sin hacerse efectiva. Pese a la promesa del señor Casero de que el pago sería inminente, éste no se hizo efectivo hasta tres meses después, exactamente el 30 de marzo de 2015.  

  En su lugar, una escueta nota de prensa emitida por la Concejalía de Cultura informaba que la Feria del Libro de 2015 iba a ser coordinada por dos personas: José Cercas y -¡oh, sorpresa!- nuestra entonces compañera Ángeles Quesada. La Asociación Cultural Club de Lectura de Trujillo, que había propuesto e impulsado la Feria del Libro en nuestra ciudad, no recibió ninguna comunicación oficial al respecto por parte del Ayuntamiento. Lo lamentable no es el hecho en sí mismo, que para eso el consistorio está en pleno derecho de elegir con quien desea trabajar, sino el objetivo claro y manifiesto de apartarme de la Feria como represalia por mis opiniones. Un penoso ejemplo del doble discurso de quienes apoyan la cultura y el espíritu crítico solo de boquilla, y mientras ésta no traiga problemas, ejerciendo en la práctica un comportamiento muy alejado del respeto por las libertades individuales de los ciudadanos. En lo personal, me basta el orgullo de haber impulsado en mi ciudad una Feria del Libro que no existía y que algunos ni siquiera echaban de menos. Otros vendrán a hacer bueno lo andado.  
  Mientras tanto, el Club de Lectura de Trujillo ha seguido ejerciendo su actividad hasta donde nuestros recursos lo han permitido, viéndonos obligados a detener la actividad durante los meses de marzo y abril de 2015 ante la falta de recursos económicos. Más allá de las palabras y las buenas intenciones, hemos cumplido con el convenio vigente celebrando nuestras reuniones semanales durante los meses de enero, febrero, mayo y junio. Esto, pese a la indicación recibida por parte de los servicios de Intervención Económica del Ayuntamiento -en presencia de Alberto Casero, Sebastián Berlanga y yo mismo- de que no iniciáramos nuestra actividad hasta contar con fondos para ello. Recomendación que, tomándola al pie de la letra, allí mismo recalqué al señor Casero, y ante la cual él se comprometió a garantizar el pago en el plazo de tres meses. Esto fue el 30 de enero de 2015. Nuestro colectivo continuó un mes más su actividad. Paró en marzo, y la retomó durante los meses de mayo y junio en la confianza expresada de que la firma del nuevo convenio era -ay, dichosa palabra- "inminente". Desde entonces hasta hoy todo han sido evasivas por parte del alcalde, quien tiene registrada en el Ayuntamiento una solicitud de entrevista con nuestro colectivo desde principios de septiembre. 

  Ahora es usted, querida Consuelo, quien nos informa que tras llevar dormido varios meses sobre su mesa finalmente el convenio no se va a firmar. Me pregunto qué va hacer, ¿va a cruzarse de brazos para decirnos, como ha hecho hasta ahora, que todo eso es cosa del anterior concejal y que usted ahí no entra? ¿Va a seguir llamando "privilegiados" a unos ciudadanos que lo único que quieren es seguir sintiéndose parte activa de su propia cultura? ¿Se va a anclar en la terquedad de cancelar un convenio que tan buenos frutos ha dado para nuestra ciudad? ¿O va a darle curso cuanto antes para que nuestro colectivo de ciudadanas y ciudadanos de Trujillo pueda seguir compartiendo su Biblioteca Municipal, organizando eventos culturales, aportando sensibilidades, despertando conciencias y construyendo, entre todos y todas, el espíritu crítico y constructivo que tanto necesita nuestra sociedad?

  En resumen, ¿va a apartarnos del camino emprendido o va a proteger las libertades que siempre ha defendido en los medios?

  Me asalta, lo confieso, una perversa curiosidad. Le deseo mucha suerte.

  Atentamente,
  Daniel Casado


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