Durante la sesión del Club de Lectura de Trujillo, al analizar la poesía de don Antonio Machado, leímos, entre otros, los espléndidos poemas "Del pasado efímero" y "El mañana efímero". Más allá de la España de "charanga y pandereta" que el maestro clavó con precisión en la memoria colectiva, nos conmovió el retrato que realiza de ese hombre "que no es de ayer ni es de mañana / sino de nunca; de la cepa hispana / no es el fruto maduro ni podrido / es una fruta vana / de aquella España que pasó y no ha sido". Y nos conmocionó su visionaria predicción del mañana -que es el hoy mismo- "como la náusea de un borracho ahíto / de vino malo".
Tras la reunión del club fuimos a tomar un café al bar más cercano. Pronto éste se fue llenando de parroquianos que se acomodaban para ver su partido de fútbol, con su copita y su cigarro, con sus móviles en silencio y sus moscas de salón revoloteando atontadas. En pocos minutos todo se llenó de voces y jaleo, de barullo, de risotadas, de tórrido hedor provinciano. Entonces nos dimos cuenta: absorta frente al televisor contemplábamos esa España de la que nos habló don Antonio Machado.
Ha pasado un siglo, quién lo iba a decir. Los más jóvenes son los que han envejecido peor.