Se nos ha enseñado mal el amor. En la lección primordial olvidaron instruirnos en el amor a uno mismo, fuente de nuestro equilibrio, eje sin el cual todo sentimiento se corrompe o distorsiona. Muy prestigiado, en cambio, el amor romántico exige la posesión del otro, la anulación de su libertad a cambio de un predecible "hasta que la muerte nos separe". Pero sucede que el corazón de los hombres y mujeres puede amar sin descanso y en múltiples direcciones, sin excluir el objeto del amor, sin estúpidos heroísmos, sin sacrificios. Es la cabeza, esto es: nuestra cultura, nuestra moral, nuestra educación, cada una con su larga lista de deudas y castigos, lo que nos dificulta el darnos como debiéramos. Se nos impide así desarrollar plenamente nuestra capacidad de amar, que es ilimitada y, más terrible aún, se nos niega el derecho a mejorar, a abrazar la más alta realización que alcanzaremos como seres humanos. Del amor que es ofrenda y del amor que es renuncia, sólo saben aquellos que han amado mucho, sin orden ni sentido.
viernes, 19 de abril de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
Servilleta nº7
Que toda tu vida sea un dar a los demás sin conocer a nadie, un caminar hacia aquel que no te espera. Y en cada gesto ofrecer lo mejor de ti sabiendo que el escenario está desierto y la función ya ha terminado. Que el único y solo espectador de tu obra, eres tú mismo.
viernes, 5 de abril de 2013
El mundo como era
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Foto: Espolón, Trujillo, D.C.
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