miércoles, 31 de diciembre de 2014
El letrero
Para el presidente Monago todo se soluciona con un letrero: "Extremadura, capital cultural". Resulta hasta gracioso. Su gobierno se gasta 72.127 euros en una hora de música y trata de rentabilizarlo como si fuera la inversión de todo un año en la cultura de la región. Y no se les cae la cara de vergüenza. Ni a ellos ni a los 700 mitómanos (más que aficionados) que presenciaron anoche la actuación del cineasta. Como ya sabemos, si descontamos las invitaciones del protocolo institucional, cajas de ahorros y demás, descubriremos que el público "corriente" no alcanza ni para la mitad del aforo. Muchos más, en todo caso, que los que acudirían a presenciar un concierto de jazz si el clarinetista no fuera Woody Allen. Y eso, siendo generosos. Ahora bien, lo que palidece ante la desfachatez de este gobierno es conocer a fondo el estado de desatención en que ha quedado la cultura extremeña gracias a medidas oportunistas, publicitarias y vacías de efectividad, más allá de estimular el comercio y la hostelería con el presupuesto de Cultura. Podría poner muchos ejemplos, pero elegiré sólo uno. Hasta 2011, fecha en que llegó Monago al poder, Extremadura contaba con un Voluntariado Lector auspiciado por el Plan de Fomento de la Lectura que recorría toda la región formando a cerca de 70 lectoras y lectores voluntarios que acudieron durante dos años a leer a personas con discapacidad. El coste total del programa, gestionado por la Asociación de Gestores Culturales era irrisorio pero efectivo: 18.000 euros anuales. Nada más llegar Monago al poder se retiraron las ayudas a este programa, como a tantos otros. Podría seguir, pero es suficiente. Ahora pretenden vendernos que Extremadura es capital de algo que ni ellos mismos saben qué es. Confunden cultura con comercio, naturaleza con turismo, teatro con televisión, premios con "inversión". No les importa la cultura de base. Nunca les ha importado. Sólo venden aire, palabras vacías, elitismo y famoseo. Se hace necesario un cambio que nos permita, por lo menos, tener lo que ya teníamos. Hoy más que nunca hacen falta bibliotecas públicas bien formadas y atendidas, una red de teatro activa, dotación de fondos públicos para el cine y la música extremeña, políticas de igualdad, ayudas públicas para quienes más lo necesitan. Pero de esto seguro que el señor Woody Allen, y otros artistas como Loquillo, Robe Iniesta o Pablo Alborán no están al tanto.
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