Todo tiene un sentido en esta vida, incluso lo más incomprensible. Estos días me decido a dar por finalizado el proyecto Pneuma.
Quizás ha sido un sueño, una quimera mía el empeño de formar un equipo con músicos curtidos en mil batallas que, todo hay que decirlo, terminan lastrando la ilusión por lo que de verdad importa: las canciones. Digamos en su favor, y en honor a la verdad, que la crisis tampoco ha facilitado las cosas. Para un músico hoy es más difícil que nunca poder vivir de lo que crea. Gastos mínimos como la gasolina, los instrumentos, el estudio o el tiempo invertido han resultado a la larga insalvables para la continuidad del proyecto. La penosa situación actual de la música rock en España tampoco ha puesto las cosas fáciles. La música de Pneuma no tiene cabida fácilmente en las salas de conciertos, a menudo tugurios sin luz donde ahora los grupos además de amenizar la noche pagan por tocar. Defenderé con mis dientes el haber tratado de reunir el disperso talento de varios de mis compañeros en una misma dirección: crear música libre. Libre es un concepto libre, lo engloba todo: música de acceso gratuito -de entrada-, subida a Internet de los procesos de creación en tiempo real, experimentación y riesgo a la hora de crear, entre todos, la música que llevamos dentro. Sin presiones. Libres. En esto parecíamos de acuerdo.
Contra lo que alguno pueda pensar, Pneuma no ha sido nunca "mi proyecto". Creía en el talento y la voluntad de superación musical de cada uno de sus miembros, pero -a la vista está- sólo he contado con lo primero. Lamento, sobre todo, haber dejado uno de los mejores temas que habíamos compuesto -"Hotel Palestina"- en el desván de los sueños rotos. Todo debe tener, ya digo, un sentido.
En el océano cibernético queda, gratis como siempre quisimos, nuestra música, esas tres canciones editadas bajo el extraño nombre -que a nadie, al parecer, contentaba- de Pneuma. Pero hubo más: maquetas y versiones, letras y experiencias, las reuniones en el local de ensayo, los viajes y la música... Ante el abandono y la deserción de los demás, doy por concluida esta aventura musical. Vendrán -qué duda cabe- otras igualmente apasionantes. A los que siempre nos habéis apoyado, a los que sin conocernos habéis disfrutado con las canciones y los vídeos, os doy las gracias una vez más. Un recuerdo desde estas líneas para Álvaro, Rafa, Manuel y Liber, deseándoles lo mejor en el futuro. Por último, no puedo evitar nombrar a quienes habéis estado cerca en todo momento: Chuty, Celima, Blanca, Andrés, Juanpe, Nando, Carmen, Elisa, Silvia, Paz, María, Pepe Rades... lo hecho merece la pena sólo por habernos puesto en el camino. Amor y neutrinos. Salud y poesía.