martes, 19 de febrero de 2013

En la nube

Toda la infancia aguantando aquello de "estás en las nubes" y ahora resulta que sí, que todos estamos en una nube u otra. El día que la nube se nuble, esto es, que el ciberespacio se apague -una mala gripe- nos vamos todos al garete. Y ríanse ustedes.

Por cierto, yo, cuando niño, siempre estaba en las nubes, en el limbo, en la luna, en la inopia, en Babia, por los cerros de Úbeda, más allá que acá... Nunca viajé tanto como en aquellos años. 

Luego uno aprende a viajar de otros modos, y hasta en compañía, pero nunca es lo mismo. De niño uno podía estar donde no debía y no estar donde debía. Con los años esa facultad se va perdiendo.

Ahora sé que la obediencia es el testamento de los lisiados.

Adiós Outlook

Un insistente aviso "para liberar espacio en disco..." que llevaba semanas martilleando mi paciencia ha resultado determinante: acabo de eliminar el Outlook Espress, esa reliquia de ayer mismo, esa antigualla de la comunicación digital, adiós, muy buenas. Todos los mensajes de los últimos años, los urgentes y los que llegaron tarde, los leídos y los que no llegué a enviar, barridos de una plumazo por mi mano, ya sólo existen aquí, en esta crónica efímera que mañana será viento, olvido de internautas, polvo de bites...

También pierdo nombres y direcciones, teléfonos y fotografías que, por algún motivo, no resultaron del todo indispensables. Pienso que así les libero a ellos igualmente de ver mi nombre, desfasado ya y sin sentido, atrapado en la recámara de sus cuentas como un triste troyano inactivo. ¡Si pudiera borrar mis palabras también de sus pasados, evitar que sigan ocupando espacio en otros discos duros, quedar sólo como recuerdo o desaparecer para siempre...!

Pero hago lo que puedo. Sólo hay una tecla y es la que he pulsado. 

Ah, qué alivio. Me merezco un Cola-Cao.

sábado, 9 de febrero de 2013

Lección

Si hasta ayer mismo era una demanda legítima del arte más transgresor y vanguardista arremeter contra el academicismo, lo cierto es que hoy, tal y como está el patio, pocas reclamaciones se me antojan tan radicales, necesarias y transgresoras como reivindicar el ámbito universitario y la defensa a ultranza de los conservatorios. Un buen motivo para ello -uno más- lo encontrará el lector curioso en la excelente lección pronunciada por la Doctora Asunción Escribano bajo el titulo "Expresión de la subjetividad". En los tiempos del sms, el washapp y los traductores automáticos, la observancia y el cuidado del lenguaje es sin duda una hermosa tarea, la pasión más extrema que se me ocurre. Y es que, en ocasiones, no hay nada más vanguardista e innovador que dar un paso atrás, guardar silencio y abrazar la tradición. Os invito a escuchar y a aprender.