Todos deberíamos conocer y dominar el lenguaje hasta el punto de podernos defender ante cualquier tribunal sin la ayuda de intermediarios. Sólo la verdad resplandece, sí, pero para llegar a ella es necesario saber expresarla. La educación consiste en implantarnos pequeñas "mentiras alternativas" y la moral se encarga de hacernos callar. El abogado lo pone el Estado. De oficio, por supuesto.
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