A mi lado, en la terraza, hay un señor que afirma que "Vicente del Bosque es un hijoputa". Lo sostiene con rotundidad, convencido de lo que dice, solícito a quien quiera escuchar su retahíla de improperios futbolísticos. Le molesta mi desinterés. Le decepciona, seguramente, que no me sume al linchamiento. Como esa señora que cruza al volver de la compra y con los brazos doblados por el peso, replica: "¡Y Casillas otro payaso!".
Es la endeble venganza de los de abajo: insultar calumniar, descalificar a los famosos. Pronto será deporte nacional.
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