lunes, 23 de abril de 2012

En la Biblioteca de Daniel Casado




Por Ángel Trigueros

Daniel Casado es de sobra conocido para nuestros lectores pues ha colaborado más de una vez con nosotros. En esta ocasión, nos ha permitido amablemente entrar en su biblioteca, ese lugar ajeno a los ruidos del mundo donde cada amante de los libros encuentra su refugio y trata de mitigar, o acrecentar, sus inquietudes.

Ángel: Daniel, ¿los libros vienen a uno o es uno el que acude a ellos? 

Daniel: Es un encuentro pactado: cuando uno se mueve entre libros, en su búsqueda, en su lectura, estos acaban por encontrar el modo y el momento de llegar y revelarnos su contenido. La formación del lector se basa en esta libertad, la de escoger sabiendo que al final será el azar quien nos ofrezca el libro exacto que necesitábamos.

- ¿Cuántos libros componen tu biblioteca?
- No los he contado, pero aun no son suficientes. La verdadera biblioteca no es algo que se pueda ver y fotografiar alrededor de un mueble, lo que acompaña a un lector son las lecturas, el conocimiento activo, no los libros. Mi biblioteca es, en realidad, mi pensamiento y mi memoria.

- ¿Sigues algún criterio de clasificación o cada libro busca su lugar?
- Si hablamos de libros –que no de lecturas- esta biblioteca es el reflejo de una ordenación caprichosa y sentimental de la literatura tal y como yo la concibo. Esto no impide que mantenga los volúmenes ordenados en función de criterios más o menos lógicos (por países, por autor, por fecha de publicación…) o que me empeñe en cometer, entre otros, el flagrante delito de agrupar la literatura hecha en Extremadura. Existen esas manías. Por otra parte, debo reconocer que hay toda una flota de libros desperdigados por la casa, en lugares más o menos estratégicos. Lo que me desborda son las revistas.

- ¿Cuales serían las características de una buena biblioteca personal?
- La utilidad, el orden, la limpieza, por este orden. Aunque rara vez me cuesta encontrar un volumen, no hay nada más exasperante que no dar con el libro que buscas en el momento adecuado. El orden es necesario. Una distribución clara por géneros, tradiciones, autores… y una saludable resistencia a colocar los libros por colecciones, me parecen medidas fundamentales. Luego está la ordenación “interna” de esos libros, una manía más: de izquierda a derecha y en riguroso orden de publicación. Finalmente, conviene mantenerlos alejados del polvo, cuidarlos como a una planta y abrirles la ventana para que se oxigenen, para que moderen el tono de su silencio, para que no nos hagan creer que lo saben todo.

- ¿Qué destacarías de tu biblioteca?
- El valor de un libro para mí es su contenido, no su calidad o formato. No distingo entre una primera edición de "Senos" de Ramón Gómez de la Serna (con la portada coloreada a mano, por cierto) y una edición barata de la poesía de Oscar Lubics-Milosz: sólo aprecio la compañía de ambos libros, los lugares y momentos de su lectura y, en definitiva, su contenido. El coleccionismo no me interesa en absoluto.

- ¿Cuáles son los temas que sobresalen en el conjunto de los libros que posees?

- Hablar de temas sería muy complejo. Mejor lo rebajamos a géneros. Más de la mitad de estos libros son de poesía. Entre la literatura es lo que más destaca, seguida del ensayo literario, las antologías poéticas y la prosa. No tanto novelas como relatos, dietarios -literatura con sordina, que es a menudo la mejor- y algunas ediciones de autor. En otras áreas, las líneas básicas de la psicología, la(s) filosofía(s), la antropología… áreas que me apasionan. Otro tema serían los libros sobre música…

- ¿Prestas tus libros?
- Sí, me parece fundamental prestar el libro adecuado a quien le puede beneficiar su lectura. He prestado siempre y presto libros, lo que quiere decir que también he perdido libros. No me parece tan preocupante. Ningún libro hace mal ni bien por lo que es sino por lo que encierra su lectura. Si tenían que perderse en otras manos sería por alguna razón.

- ¿Tu biblioteca es un proyecto personal de un amante de los libros o de la lectura?
- Mi biblioteca es el capricho de un ignorante, un aprendiz constante que sólo atesora aquello que le sirve para conocerse y expresarse mejor. Esa es la verdadera razón por la que todos estos libros están aquí: son necesarios para mí.

- ¿Gastas mucho dinero en libros?
- Invierto una buena parte en libros, sí, pero quizá menos que antes, ya que ahora algunos libros llegan por otras vías. Compro dos o tres libros a la semana.

- Para muchos escritores, la biblioteca es un paraíso perdido, una ínsula en la que perderse de la vorágine del mundo, ¿qué es para Daniel Casado?
- Un refugio, ante todo. Me gusta pensar que entre estos libros se encuentran las voces que me han ayudado a ser, a conocerme y a conocer mejor el mundo que me rodea. Como han ayudado también y ayudan a otras personas. Sé que les debo mucho.

- Hemos hablado de temas y géneros en tu biblioteca, hagámoslo ahora de autores. El actor Richard Burton llevaba en su maleta de viaje la Biblia y las Obras Completas de William Shakespeare, ¿cuáles son los libros imprescindibles de tus estanterías, esos que salvarías de un auto de fe a lo Canetti? 

- En ese caso prescindiría sin dudarlo del valor sentimental de los libros, y me guiaría por el conocimiento en sí de obras sin las que no puedo entender mi vida. Las Hojas de hierba de Whitman viajarán siempre conmigo, al igual que La realidad y el deseo de Cernuda. Son obras completas, en ellas no podría señalar un libro por encima de otro. También el Cántico espiritual, la Epístola moral a FabioEl libro del desasosiego, la Rama Dorada de Fraser, la poesía completa de Tonino Guerra, la de William Blake, las Elegías de Duino, claro... La Biblia sólo me interesa como libro de ficción. Uno de los más terribles, por cierto. Sí, también vendría. No sé, más que un auto de fe sería un transplante.

Finalmente, ¿tu biblioteca es como la habías imaginado? ¿Qué le queda para que sea la de tus sueños?
- Por fortuna mi biblioteca se parece cada día más a lo que siempre imaginé que sería. Llevo muchos años soñando con ella y la realidad de este sueño es algo que debo también a mi mujer. Entre los dos hemos construido un recinto para nuestros dioses domésticos. 





(Entrevista publicada en la revista "La bocina del apóstol". Almendralejo 2009.

Ángel Trigueros es profesor en el IES Santiago Apóstol de Almendralejo)


jueves, 12 de abril de 2012

De los muros exteriores y los otros

Pocas voces gozan de la autoridad y la rotundidad del escritor uruguayo Eduardo Galeano. Siempre es un privilegio oír, en la maraña de ruido que nos rodea a diario, una voz tan clara como la suya invitándonos a pensar, a recordar, a no olvidar...

miércoles, 4 de abril de 2012

Una fiesta de los libros



Existen tantas maneras de leer un libro como sensibilidades a la hora de dar vida a los sueños, conceptos y emociones que éstos encierran. El libro, con su rudimentario formato y su compleja sencillez, ha acabado convirtiéndose por derecho propio en uno de los inventos definitivos de la Humanidad, al lado de la rueda, la palanca, la cuchara o la bicicleta. Pero más allá del valor intrínseco del libro como preciado objeto de culto, es la lectura, en cualquiera de los soportes que hoy se nos presenta, lo que distingue a todo aquel que -desconociendo tal vez la máxima de san Agustín- se asoma al bosque de la literatura para llegar a ser quien es realmente. Y es que, como bien sabía el viejo bardo americano Walt Whitman, los libros son mucho más que un montón de hojas cosidas y ordenadas, son una obra de amor:   “Compañero, esto no es un libro, quien toca este libro toca a un hombre”.

En efecto, la lectura -cualquier lectura de la que seamos dueños conscientes- nos empareja al prójimo, nos hace mirarnos a nosotros mismos, abre en lo ignorado un mundo de significados nuevos y maravillosos, alumbra oscuridades y revela la claridad del mundo ordenando el laberinto interior en el que tantas veces buceamos sin obtener respuesta.  Y lo hace sirviéndose de un sutil juego de espejos donde el lector se siente protagonista absoluto –héroe o dios, víctima o verdugo-  para terminar siendo, en realidad, el creador de todo aquello que lee y recrea en base a su propia experiencia. 


Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que el ejercicio de la lectura supone la más preciada herramienta de que disponemos para poner bajo sospecha, para cuestionar constantemente los mecanismos del poder, vale decir: la realidad que otros, inevitablemente, tratarán de hacernos ver y vivir. Así, cualquier lectura –pues un libro es todos los libros posibles- nos ha de conducir por el sendero del autoconocimiento y la superación constante de trabas, complejos y dificultades ejercitando nuestra capacidad para inventar “realidades alternativas”, necesarios desvíos al pensamiento único.


En base a esta motivación que hoy es el motor creativo de mi vida profesional, presenté en 2004 al Ayuntamiento de Trujillo el proyecto de creación de un Club de Lectura vinculado a la Biblioteca Municipal. Tras unos inicios algo dubitativos no exentos de dificultades técnicas pero contando siempre con el respaldo de un nutrido grupo de compañeros y compañeras, nuestra aventura en común echó a andar con la lectura de la novela “El cartero de Neruda” del escritor chileno Antonio Skármeta. Desde entonces hasta hoy, han sido exactamente 59 las obras leídas de manera individual durante la semana y abordadas cada miércoles, de seis a ocho de la tarde, por el grupo de amigos -ya confidentes- que hoy formamos el Club de Lectura de Trujillo. Más de 60 personas han formado parte del club en algún momento de nuestra andadura y hoy seguimos compartiendo el placer de la lectura en común, que es el placer de conocernos y celebrarnos como seres humanos: tan diferentes y tan iguales. Teatro, novela, poesía, ensayo… cualquier género es apropiado para lanzarnos de cabeza a la aventura del saber, descubriendo nuevos puntos de vista, opiniones contrarias, experiencias impensables… todo en un ambiente de respeto y compañerismo que es el valor añadido de nuestra actividad, el verdadero poso que ofrece la lectura.


Por fortuna, esto es algo que saben muy bien los diferentes responsables políticos que en los últimos años han tenido en sus manos la programación y gestión del fomento de la lectura, especialmente desde el Plan de Fomento de la Lectura, órgano dependiente de la Junta de Extremadura. Largo y nada fácil ha sido el camino recorrido para llegar a la realidad social que hoy representan los más de 138 clubes de lectura existentes en toda Extremadura. Talleres literarios, campañas de animación a la lectura, dinamización de clubes de lectura, cursos de formación para coordinadores, encuentros con autores y una más que notable red de lotes de libros son sólo algunas de las acciones que han hecho posible que nuestra región reaccione con valentía y entusiasmo ante el reto conjunto de superar de una de vez por todas los condicionamientos históricos que han dificultado durante décadas el acceso de la población a los libros.


Hoy es una realidad –y a mi modo de ver, un privilegio- que el mayor porcentaje de participación en los  clubes de lectura corresponde, sin perjuicio de otras franjas de edad, a personas que sobrepasan los 60 años, hombres y mujeres dispuestos en ocasiones a superar ese bache histórico que los apartó de la escuela y de los libros y siempre generosos a la hora de compartir su experiencia de la vida y seguir aprendiendo.


Hemos podido comprobarlo en el reciente Encuentro de Clubes de Lectura celebrado precisamente en nuestra ciudad el pasado 17 de diciembre. Más de 250 personas provenientes de localidades repartidas a lo largo y ancho de nuestra región nos dimos cita en el Teatro Gabriel y Galán para compartir la pasión por los libros y la lectura y, entre otras actividades, mantener un encuentro con la novelista Elvira Lindo. Fue en el marco de este Encuentro donde la Consejera de Educación y Cultura Dña. Trinidad Nogales  manifestó el reto que Extremadura tiene por delante: mantener y seguir dinamizando la cohesión social que representan los clubes de lectura y abordar los nuevos formatos y espacios de la lectura, con el libro electrónico llamando ya a nuestras puertas.    


Un objetivo necesario que compartimos desde el esfuerzo común por hacer de Extremadura un referente en el ámbito de la lectura y los libros a nivel nacional.  Para ello será necesario entender que el fomento del hábito lector  pasa por hacer de las bibliotecas y la lectura una verdadera “fiesta de los libros” en la que todos y todas, (niños y niñas, padres y madres, abuelos y abuelas…) estamos llamados a escribir juntos las mejores páginas de nuestra vida en común, ésas que al cabo terminarán definiendo nuestra identidad cultural como personas, como pueblo y como país. 

Se trata, en definitiva, de soñar y compartir nuestros sueños. Y esa aventura no podría ser más fascinante.