No voy a engañarte: con la lectura se trata, en definitiva, de elegir entre ser feliz o ser libre. Si buscas lo primero da igual que devores libros o chocolatinas, que consumas drogas o televisión, que acudas a recitales o hagas el pino puente bajo el agua. Si buscas lo segundo, no encontrarás mejor camino que la lectura libre y desordenada de todo cuanto tu instinto te señale. No hay final feliz en el conocimiento porque no lo hay en la vida. Si consigues liberarte de ti mismo -de lo que esperas de ti- habrás logrado mucho. Leer conduce a detectar en uno mismo la estupidez ajena. Desprenderse de ella es tarea de espíritus elevados. Y ni aun así.
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