El poeta hubiera escrito esto:
"Encuentro por azar una breve nota publicada por El Periódico Extremadura hace tan sólo unos días. Tras la penosa reseña, con firma de Redacción, unas últimas líneas resuelven así la temática de mi libro:
"El creador de espejo, de Daniel Casado (Trujillo, 1975) alude a cosas cotidiana como probarse una ropa, la belleza o cuestiones más trascendentales como el alzhéimer."
"Encuentro por azar una breve nota publicada por El Periódico Extremadura hace tan sólo unos días. Tras la penosa reseña, con firma de Redacción, unas últimas líneas resuelven así la temática de mi libro:
"El creador de espejo, de Daniel Casado (Trujillo, 1975) alude a cosas cotidiana como probarse una ropa, la belleza o cuestiones más trascendentales como el alzhéimer."
Se le queda a uno cara de póquer ante tan sesuda aseveración, por no hablar de la capacidad de análisis desplegada. "Cosas cotidianas como probarse una ropa" no era algo que estuviera precisamente en mi intención al escribir "Talla 38", ni creo siquiera que ese sea el asunto del poema. Es sólo la hojarasca, el andamiaje necesario para reflejar un trasvase de identidades entre padres e hijos, madre e hija en el poema. Por otra parte, que el alzheimer sea asunto más trascendental que la "belleza" y "probarse una ropa" es una cuestión a debatir, pese a la buena intención del informante".
Esto hubiera escrito el poeta.
Pero el poeta no está ya para humos y prefiere dejarme a mí la tostada de poner buena cara y dar las gracias. Quizá sea lo más fácil, después de todo. El ego, no obstante, seguirá vociferando un buen rato: "déjalo claro", "te mereces más"... Cosas comunes, lo de siempre: la lucha de todos contra todos.
¿Lucha?
Sólo imagino una lucha verdadera detrás de todo esto: la del redactor con el horario; su esfuerzo por recoger un asunto menor -cultural, por más señas- que a todas luces habría quedado fuera del noticiario sin que ello hubiera supuesto mayor trastorno. Qué sabemos acá. Seguramente la crisis haya hecho "justo y necesario" tomar medidas extremas en el periódico: un recorte brutal de redactores, despidos sin garantías, ausencia de becarios. Qué sabemos realmente. Lo cierto es que alguien se ha tomado la molestia de ojearlo y de sintetizar, seguramente apremiado por su jefe, un libro de poesía caído a destiempo en medio de la marabunta cotidiana. Tampoco han ayudado las reuniones, los horarios imposibles ni la amenaza reinante de un posible ERE. Por otra parte, han sido unas breves líneas no del todo inexactas. Toma nota de esto, poeta. Recuerda cuando tú mismo estuviste en situaciones parecidas, o peores.
Y aprende que también los poetas se equivocan, como siempre.
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