Pregúntatelo. Pregúntate por qué con frecuencia “triunfan” los cocineros mediocres, los músicos sin talento, los escritores sin arte, los presentadores sin gracia, los periodistas sin escrúpulos.

De lo contrario, qué importa que no sepas distinguir una canción de su original, un chef de un cocinero, un premio Planeta de un novelista. Terminarás comprando lo que sea, lo que dicten cada temporada. Estarás hecho para el consumo, para la tendencia, la influencia, la compulsión, el rebaño.
El Arte, amigo, no irá contigo. La dignidad tampoco. Estás -lo sabes, lo peor es que lo sabes- listo para servir.
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