Leyendo esta noticia me ha dado por pensar en lo "muy puestos" que vamos todos a diario. Quien más y quien menos atraviesa una depresión (con sus dosis de ansiolíticos), padece algún trastorno (con sus lecturas de autoyuda), sufre por el medioambiente (con sus berreas nocturnas) o directamente pasa hambre (aquí chitón). Luego están las fobias: a los toros, a los espacios cerrados o abiertos, a los concejales de cultura... y las adicciones: melómanos, reggettoneros, cantantes de karaoke y tunos. Por no hablar de las nuevas adicciones: gente wasapeando mientras camina (y al revés), púberes sin más consuelo que una videoconsola, abueletes enganchados a la canción del verano... Todos y todas, sin excepción, vamos "puestos" por la vida, prendidos de alguna dependencia.
Y de repente he sentido una dulce nostalgia del borracho, del yonqui, del pirao... y sus graves trastornos fiablemente descritos.
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