sábado, 30 de marzo de 2013

Servilleta nº6

Entre el dolor y el sacrificio que postulan las religiones y el placer y el capricho que ofrece el consumismo -esa otra religión-, sólo nos queda conducir nuestros pasos sabiendo, o al menos sospechando, que no hay ningún privilegio en sufrir ni consuelo en la abundancia. A uno y otro lado sólo emperadores desnudos y muchedumbre aplaudiendo.

Servilleta nº5

Aprende a ser breve, nos dice Twitter. Sé inmediato y espontáneo, aconseja Facebook. En medio, la historia del pensamiento humano busca a tientas la salida.

Servilleta nº4

Como todo, también para ilustrar la soledad es necesario que alguien delante de nosotros apriete el gatillo... perdón, el disparador... y haga la foto. Por suerte y por desgracia la exhibición de la soledad en nuestra época es una ficción más, un montaje. Miro fotos vuestras y mías, múltiples instantáneas robadas a la intención, más o menos preparada, de proyectar un perfil solitario, no sé si ingenuamente atractivo. Sabed que, al menos en mi caso, nunca ha sido así. Ese que veis caminar no está solo. Va y viene hacia alguien. Como sabía Miguel Hernández, "sólo soy yo cuando estoy solo". Pues eso. Solo, huérfano y sin consuelo está el que escribe el poema. Es en la página en blanco donde uno abraza su inaplazable, definitiva soledad. El resto del tiempo sobrevivimos lo mejor que podemos.

Servilleta nº3

A golpe de silbato los niños son conducidos hasta la Feria del Libro. A golpe de silbato son llamados al orden. A golpe de silbato son reprendidos. A golpe de silbato son devueltos a la escuela. Cómo avisarles, cómo decirles que en cada libro hay otro mundo posible, un mundo distinto donde cada persona es llamada por su nombre.

Servilleta nº2

Somos las marionetas de un dios pueril y caprichoso, el aniñado fantasma que tensa nuestras cuerdas y al cual llamamos equivocadamente destino. Nos agitamos incrédulos en la tarde, indefensos y precisos, y él derrama sobre nuestros cuerpos la pasión o el sufrimiento, la soledad o el amor, entre los posos del café que no beberemos y las ridículas canciones a las que ya no prestamos ninguna atención.

Servilleta nº1

Todos deberíamos conocer y dominar el lenguaje hasta el punto de podernos defender ante cualquier tribunal sin la ayuda de intermediarios. Sólo la verdad resplandece, sí, pero para llegar a ella es necesario saber expresarla. La educación consiste en implantarnos pequeñas "mentiras alternativas" y la moral se encarga de hacernos callar. El abogado lo pone el Estado. De oficio, por supuesto.

domingo, 24 de marzo de 2013

Hacia ti

No creo en llegar sino en caminar. Los fines no me seducen, sólo la pasión del viaje, la tentación del cansancio estimula mis neuronas. Tengo la cabeza sobre mis hombros y mi mente fresca como un manantial. Pienso para sentir, siento para pensar. Tú estás en medio, en alguna parte del camino. Quizá seas el hijo del hijo del hijo del hombre al que ahora abrazo, la nieta de la nieta de esa mujer que esta misma tarde abrirá uno de mis libros... No quiero saber qué te parece mi poesía. Me conformo con vivir en ti sin conocerte. Algún día habré despertado de este sueño, y seré tú. Nadie lo notará, ni siquiera tú mismo. Seré una alteración en el tono, un giro del pensamiento, un cambio en la manera de mirar... Sin huellas ni razón, sin entusiasmos. Todo estará cumplido en el amor que recibas. 

Fe y fervor

El fervor, ese hijo tonto de la fe.